Un hijo desesperado por no poder discutir más razones con su cansado padre lanza una última apelación.
-¿Pero por qué?
-Pues, porque soy tu padre - responde el señor con una mirada en sus ojos casi saliéndose de sus cuencas-. Y punto.
No es casualidad que locuciones como la de arriba nos sean familiares a todos, hoy sabemos que es producto de la estandarización que un organismo mundial ha impuesto para todos los padres de cada país. No sabemos quién la auspicia, ni cuánto tiempo tiene existiendo, pero sabemos que es capaz de interceptar a cualquier individuo o pareja tan pronto como se entera de que tendrá un un hijo. En cuestión de horas, unos hombres en un vehículo oscuro capturan a los nuevos padres y los concentran con otros, quienes tampoco saben en dónde o en qué día se encuentran. En este lugar son adiestrados cual sabuesos para enfrentarse a una serie de constantes que experimentarán en su periodo de paternidad activa.
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