martes, 15 de febrero de 2011

Memento Mori


Un día un buen amigo escritor me presentó esta frase. Una expresión que debían escuchar de un siervo aquellos generales romanos y altos funcionarios que desfilaban por las calles entre vítores del pueblo: “memento mori”, recuerda que eres mortal. Eso me trajo a la mente una fragancia que tiene ese mismo efecto y la asociación me inspiró a buscar el taco y el juego que en mi opinión tienen que ver con ser mortal.



Mont Parnasse de Farmacia París

Un día visité la Farmacia París con el único propósito de oler sus aguas de colonia, de las cuales tienen un montón. Estando ahí, encontré que Farmacia Paris creó una colección de fragancias para hombre y mujer de 60 ml. Olí todas y todas eran espantosas, pero hubo una que no me repelía. Era la número 18, Mont Parnasse. La intención de la fragancia, no sólo era clara sino obvia. La llevé, sé que la gente que la elaboró no buscaba hacer algo sorprendente, pero llamó mi atención lo naïf. Es bastante sencilla, cedro, bergamota y menta, cada una de esas esencias es sintética, saltan al olfato sin sutileza, rodeados por el halo del alcohol de 96º con que se volatiza y un insistente acento del fijador dulzón, común en muchas fragancias de contratipo. Con todo eso, no me parece desagradable, corriente sí, pero no desagradable; caray, todos tenemos o somos un amigo así, es esa persona que nos pone los pies en la tierra. Así es llevar puesto Mont Parnasse, no hueles mal, pero sabes que casi cualquiera huele mejor que tú, de hecho una vez alguien hizo una evocación al metro cuando la aspiró. Se trata de un olor sport, fresco y joven en una manera tan ordinaria, que uno puede respirarse como lo que siempre ha sido, un comedor más de milanesas con lechuga y agua de limón.





The King of Fighters 96

Ya sólo con escucharlo uno es transportado a ese ambiente. La gente ponía fichas en la pantalla para apartar su turno, los vagos ofrecían pasarte el rival con el que no podías, las tortillas arriba de la máquina, las mamás que pasaban por los chicos que iban por un mandado pero se les hizo fácil quedarse a jugar y posiblemente había un anuncio de Vitacilina cerca de ti o un refrigerador de helados Holanda.

Hoy lo vemos menos, pero aún hay lugares con maquinitas, como el local dentro del metro Chapultepec, sobre avenida Santa Fe, en pueblos, y cada vez más escasamente en las farmacias. Sin embargo, aún ahora en 2011, nos encontraremos con que KOF 96, sigue siendo uno de los más jugados por vagos grandes, medianos y nuevos vaguitos. Disculpen si el término resulta peyorativo, pero mi madre se refirió toda la vida a esos sujetos como vagos. La verdad yo quería ser como ellos y cada vez que lo intenté, siempre hubo uno de estos vagos que se encargaba de sacarme de combate en 10 segundos.

Sé que Street Fighter y Street Fighter II, fueron el parteaguas no sólo de los juegos de peleas, sino del Arcade. Sé que Mortal Combat también tiene un lugar en juegos de este estilo. Pero personalmente, me parece que The King of Fighter 96, fue la culminación de esta cultura maquinera de farmacia. Este título es el resultado de toda la experiencia acumulada hasta este entonces en cuanto juegos de pelas, sabiendo explotar un montón de recursos, para convertirlo en un éxito en el que la gente derramara fortunas de moneda en moneda. Pero lo que más me intriga es que haya sido tan popular en México.

Creo que tiene que ver con que en esa época sucedía una fiebre por todo lo japonés entre los teens y los niños mexicanos. Veíamos Caballeros del Zodiaco, Dragon Ball, Fly. Nos apasionaba esa forma de concebir la acción. Este es un juego completamente coherente con el mundo del Shōnen (ese género de animé). Ambientes, argumentos e imaginerías donde mezclan artes marciales, con tecnología, con magia, con dioses, con corporativos militares. Gracias a la dirección de Takashi Nishiyama, productor y Kuwayan, Director en jefe, KOF 96 tenía todo para que nos gustara a la chundiza: héroes y villanos muy asiáticos, super poderes con destellos a la menor provocación y violencia exaltada, no con brutalidad como Mortal Kombat, sino con cierta audacia que los taka-taka saben manejar tan bien con sus personajes que van de lo heroico a lo engreído.

Sumemos eminencia por la competitividad, al cambiar el esquema en donde vemos peleas de 3 rounds, con 3 peleadores distintos y detalles agregados como el contador de combos que apareció precisamente en esta edición del 96. Una gran oportunidad para exhibir las habilidades y generar pique.

Nada es por que sí. El productor Takashi Nishiyama, fue nada menos que director de Street Fighter, haciendo mancuerna con Hiroshi Matsumoto. Muchos años después estos dos personajes jalaron un buen equipo de gente de Campcom y SNK para fundar Dimps, el estudio que se encargó el desarrollo Street Fighter IV.

Tal vez vimos uno o más de los mencionados elementos en otros juegos, pero sólo en The King of Fighters 96, me hace completo sentido ver esta clase de comentarios en Youtube

“ viejos tiempos que no volveran,recuerdo que tenia 6 aÑos cuando empece a jugar el 94 y de ayi para aca,,pero pienso que te falta mucho amigo,,muy pocos combos en la pelea..te falta mucho joven a prendiz”

danydefuego hace 11 meses

Respuesta:

“ ¡Ja!... todos dicen lo mismo, se piensan que por hacer combos ya son los mejores. ¡Jajaja!, ¡¡no saben nada!!.
Además en el tiempazo que llevo juegando KOF me cansé de encontrarme con hipócritas que me decían lo mismo: "te falta, te falta", y así les iba cuando hacíamos pelea, se tenían que guardar las palabras en donde más les cabe... “

FranckoSabbath hace 11 meses

Este es el video al que se refieren:





Veo cómo pelea y aún me dan ganas poder dominar el juego. Por eso King of Fighter 96 es ese título que me recuerda que también como jugador, sigo siendo un comedor más de milanesas al que se le olvida del pan molido (para las milanesas) que le encargó su mamá por estar en las maquinitas.




Plato Taquero Estilo Lago de El Lago de los Cisnes

¿Cómo ? ¿el Lago de los Cisnes? ¿neto? ¿en una reseña?

Con el taco, me topé con una dificultad inesperada. La naturaleza del taco es ser un alimento popular y resulta que cuando uno es un amante de los tacos, pues no importa que tan raspa sean los tacos a los que se vaya, de hecho puede convertirse en motivo de jactancia el ir a los tacos más arrabaleros que se puedan encontrar. ¿Qué tacos, entonces, podrían asociarse a este concepto de “recuerda que eres mortal”?

Concluí que en este tema las cosas funcionarían a la inversa y pensé en la clase de tacos por los que los gourmet de banqueta sentimos mayor aversión.

En Lago de los Cisnes un taco de pastor sencillo cuesta $27, uno de bisteck $11 y un plato como el que pedí $138, más bebidas. Se trata de un restaurante en forma nada improvisado, con manteletas impresas, meseros súper atentos, wi-fi, valet parking, seguridad, el Distintivo H, tienen enmarcados un publireportaje de la revista Poder y una nota del Reforma que habla de la socialité que ha acudido, uno ve entrar gente que viste caro, gente que normalmente no se ve en una taquería, encima visité el de Prado Norte. Bien, todo esto genera una disposición de “¡bah, qué saben estos tipos de tacos!”, cuando uno ni siquiera ha tomado un bocado de lo que preparan. Esa, era justo la sensación que buscaba, ahí la idea “recuerda que eres mortal” tiene sentido. Comer tacos en México es algo muy democrático, los Schopenhauer y los Ibargüengoitia, también tienen el derecho de ir por un taquito y comerlo como más les parezca.

Sí un plato ostenta el nombre del lugar, no puedo más que asumirlo como su mejor representate, por eso pedí la especialidad Plato Taquero Estilo Lago “combinación de 3 tacos de bisteck encebollado, alambre de pollo y pastor con queso con frijoes de la olla, aguacate y cebollitas”.

Empieza bien, las proporciones son bastante generosas, las tortillas grandes y hechas ahí mismo. El bisteck encebollado, bueno, es uno de los mejores encebollados que he probado, notable en verdad; carne finamente picada pero no parece estar ocultado vicios por eso, jugosa y suficientemete buena para tratarse de bisteck, la cebolla, que es el diferencial aquí, le da el agradable sabor caramelizado de estar frita.

Viene el pastor con queso; con los trozos de carne grandes, la porción justa de queso y hasta ahí para lo bueno. El sabor pudo haber sido sólo ordinario, pero fue doblemente cocinada; en el trompo y en la plancha cuando le incorporaron con el queso, así que se puso salada, medio quemada y algo dura. Apenas la salsa roja pudo salvarla de ser un completo desastre.

Por último el alambre de pollo que no estuvo mal. Un alambre con el que no escatimaron en el tocino y no abusaron del pimiento o la cebolla, como suele suceder. Sin embargo, no llega a ser sobresaliente, sabe a lo que debe de saber y ya.

En este espacio me gusta más ocuparme de tacos que de taquerías, pero ha habido un aspecto que me dejó realmente satisfecho y que compensa muy bien a los de la hechura, que es el del servicio. Uno no tiene que tocar la manija de la puerta, siempre habrá alguien pendiente de abrirla para ser recibido y despedido, en la mesa, apenas se voltea alrededor y hay alguien atendiendo, los meseros siempre en expectativa de lo que se pueda necesitar, y se puede tomar una paleta Vero a la salida independientemente de los dulcesitos que entregan con la cuenta. Guardando las distancias inherentes, la verdad, el servicio me recuerda al de los algunos restaurantes de alta cocina que he visitado, por eso, aunque no sea literal, salí con un buen sabor de boca.

Snob, pero no desagradable. Estos tacos me recordaron que no soy mejor ni peor porque me gusten tacos underground.